Sin duda, vivimos un momento de pleno auge del comercio electrónico. A pesar de la crisis económica, el comercio electrónico batió un nuevo récord de facturación en el año 2011 tras ingresar, entre enero y diciembre, 9.201 millones de euros. Esta cifra es un 25,70% superior a la del 2010 y un 60% superior a la del 2009, según los datos aportados por la CMT hace unas semanas. De la misma forma, asistimos a la aparición de canales emergentes de todo tipo en este terreno, como los pagos a través de dispositivos móviles o el Television Commerce, la compra a través del televisor. Son muchas las novedades que cambiarán la forma de pagar en los próximos años, e incluso, ya se puede vislumbrar el principio del fin del dinero en efectivo.
Sin embargo, el e-commerce está desarrollándose en España más lentamente que en otros países. Son varias las razones que explican esta circunstancia. En primer lugar, hay que tener en cuenta nuestra cultura. En los países nórdicos el comercio electrónico se ha desarrollado rápidamente, ya que la gente estaba acostumbrada a comprar por catálogo y las empresas ofrecen todos sus productos a través de la Red. Sin embargo, en países mediterráneos como España, el ‘irse de compras’ es un acto social, con un clima que acompaña y una flexibilización del horario comercial que cada vez se extiende más. Por lo tanto, nos resulta más complicado adecuarnos a la compra online, sobre todo cuando el mercado sigue centrando sus esfuerzos en la tienda física y no en la oferta completa de todos sus productos a través de la web.
En segundo lugar está la barrera de los costes de envío. España es uno de los países del mundo donde todavía se sigue cobrando un porcentaje por la adquisición de objetos a través de Internet. A veces supone más de un 25% sobre el producto que se está comprando, lo que provoca que muchos usuarios desistan y abandonen la compra que estaban haciendo en ese momento. Si el comercio electrónico está asociado a la comodidad y los precios competitivos, estos costes suponen un lastre para el desarrollo de las compras online.
De acuerdo con un estudio de Compete, empresa dedicada al tráfico online en Estados Unidos, el 93% de los encuestados reconocieron que los envíos gratuitos aumentarían sus posibilidades de compra por Internet. La eliminación completa de los gastos de envío se puede traducir en un gran volumen de ventas para las empresas con tienda online, aunque puede no resultar factible para las pymes. Sin embargo, estas empresas pueden considerar que ciertas promociones con envíos gratuitos animarían a los internautas en futuras compras, o que personalizar los costes de envío de acuerdo con el historial de compra, la ubicación o el tamaño del pedido es una alternativa a los costes fijos actuales.
Profundizando en esa encuesta, se observa que los costes por transporte son la primera razón de la insatisfacción de los consumidores con su compra online. De hecho, un 65% prefiere comprar online y recoger el paquete en la tienda una vez que esté disponible para evitar el coste del envío a su domicilio.
Resulta esencial en el desarrollo del comercio electrónico en España que las empresas lleven sus catálogos completos a la web, que ofrezcan diferentes formas de pago online y que no se cobren gastos adicionales por envío o transporte. Los estudios demuestran que los envíos gratuitos aumentan la cuota de mercado y el volumen de ventas, por lo que en muchos casos resulta rentable adoptar esta política de absorción de costes por parte de las marcas.
Todas estas medidas mejoran la experiencia de compra de los consumidores y conllevan al avance imparable del e-commerce.
Fuente: PuroMarketing